¿Qué es un EVC?
Un infarto cerebral ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe de forma repentina. Esto impide que las células cerebrales reciban oxígeno y nutrientes, lo que puede provocar su muerte en minutos. También se le conoce como "evento vascular cerebral" y es una urgencia médica que requiere atención inmediata. Cuanto más rápido se actúe, mayores serán las posibilidades de evitar daños graves o permanentes.
Tipos de EVC
Existen dos tipos principales de infarto cerebral:
Infarto cerebral isquémico
Es el más común. Ocurre cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se bloquea, generalmente por un coágulo. Este tipo representa cerca del 85% de todos los casos. Puede ser causado por colesterol acumulado, problemas cardíacos o trastornos de coagulación.
Infarto cerebral hemorrágico
Se presenta cuando una arteria en el cerebro se rompe y sangra. Este sangrado daña las células cerebrales y puede ser provocado por presión arterial alta o por malformaciones en los vasos sanguíneos.
¿Cuándo atender un infarto cerebral?
El tiempo es clave. Se debe buscar atención médica inmediatamente ante los primeros síntomas. Para ayudar a identificarlos, existe una herramienta sencilla llamada Estrategia CAMALEÓN, que nos ayuda a recordar las señales de alerta:
Cara colgada: un lado de la cara se ve caído o sin movimiento.
Mano cansada: debilidad o pérdida de fuerza en un brazo o una pierna.
Lengua trabada: dificultad para hablar con claridad o para entender lo que se dice.
Ponte en acción: si notas cualquiera de estos signos, llama de inmediato a los servicios de emergencia.
No hay que esperar a que los síntomas pasen. Actuar rápido puede salvar vidas.
Testimonios
Patricia, 47 años – Ciudad de México
"Mi esposo notó que no podía pronunciar bien una palabra. Pensó que era solo cansancio. Pero su cara se veía extraña y no podía levantar bien un brazo. Gracias a que conocíamos la Estrategia Camaleón, llamamos de inmediato. Hoy, con rehabilitación, ha recuperado casi por completo sus funciones."
José Luis, 61 años – Guadalajara
"Me desperté con una mano dormida y se me iba la voz. Por suerte mi hija sabía que eso podía ser un infarto cerebral. No esperó, me llevó directo al hospital. Los doctores dijeron que llegamos justo a tiempo para evitar algo más grave."
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